Cuando atarse a alguien tiene un significado bello

«Estar atados» a algo o a alguien normalmente no es positivo. Tiene connotaciones de dependencia. Sin embargo, hay gente, que sin ser dependiente, se ata en cuerpo y alma a otras personas para ayudarlas, para dar significado a sus vidas y de paso a la suya propia.

No quiero seguir escribiendo sin antes pediros que le dediquéis 10 minutos, sólo 10 minutos, a este cortometraje, ganador de premios de animación y conquistador de mi corazón desde hace unos minutos. Si tenéis tiempo, sentaos, dejad por un instante todo lo que ocupe vuestro tiempo y  mente y entregaos a este regalo visual, a esta experiencia… luego seguimos.

¿Y?, ¿Lo habeís visto? o debería preguntar si lo habéis sentido. Sé que muchos de los que lean esto, sobre todo personas valientes que conocí hace poco, van a entender este cortometraje porque, por suerte o por desgracia, todos hemos vivido en algún momento escenas parecidas o hubiéramos deseado hacerlo. Me refiero al hecho de recibir la solidaridad de la gente, y no por pena sino por amor o por amistad.  Me refiero al hecho de recibir cariño sin esperar nada a cambio, de encontrarte con gente maravillosa que está ahí simplemente para mejorarte la vida. Los que no lo hemos tenido fácil sabemos lo que se siente cuando alguien te ayuda.

Hago una llamada, por un instante, a que todos nos convirtamos en María. En esa niña que podría jugar con niñas como ella, que podría saltar a la comba o correr detrás de una pelota y, que sin embargo, piensa en otra persona más que en ella misma. Existe mucha gente así. Muchas personas buenas. Y menos mal… sino, no tendría nada sentido.

Sólo quería dejaros esta reflexión y este corto que me ha emocionado. Que tengáis todos un buen día y, si podemos, juguemos todos a ser María. Estoy segura de que «ayudar a los demás» es adictivo pero existe una inexplicable falta de costumbre.